«Los hombres tienen las espadas, las mujeres el abanico; y el abanico es, probablemente, un arma igual de eficaz.»
Joseph Addison
¿Sabrías descifrar los secretos que se esconden detrás de los movimientos de un abanico? ¿Conoces su lenguaje?
Se cuenta que, desde sus inicios, el abanico, más allá de aligerar el calor, era utilizado como objeto de comunicación, sobre todo, entre hombres y mujeres, con un lenguaje secreto. Aunque, si lo analizamos, lo más probable es que hayan quedado algunos instaurados y que cada cual tuviese su propio código para no ser entendidos por el resto.
Aquí tienes algunos de los significados:
- Cubrirse los ojos con el abanico abierto: «Te quiero».
- Abanicarse rápidamente: «Te amo con intensidad».
- Dejar caer el abanico: «Tuya por siempre».
- Prestar el abanico: «Malos presagios».
- Arrojar el abanico: «Te odio» / «Adiós: se terminó».
- Abanicarse sobre el oído izquierdo: «Déjame en paz. No quiero saber nada de ti».
- Abanicarse sobre el oído derecho: «No me gustas».
- Cubrirse del sol con el abanico: «No me atraes físicamente».
- Cubrirse el rostro con el abanico: «¡Cuidado: nos vigilan!»
- Pasar el abanico por la mejilla: «Estoy casada».
- Llevar o mover el abanico por la mano derecha: «Amo a otro».
- Abrir y cerrar rápidamente el abanico: «¡Cuidado! Estoy comprometida.»
- Cerrar el abanico sobre la mano izquierda: «Me casaré contigo».
- Apoyar los labios sobre el abanico: «Desconfianza. No me fío».
Sabemos que hoy día el lenguaje del abanico se ha perdido porque nos comunicamos, como no debe ser de otra manera, de formas distintas. Pero: ¿a qué es interesante?
Aparte de las anécdotas históricas, el abanico es hoy día una pieza fundamental para aliviar los calurosos veranos que nos acompañan desde hace unos años y es, también, un accesorio bonito, elegante y seductor.
Y tú: ¿llevas siempre un abanico en el bolso?
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